Carnés de biblioteca: nuevos usos, nuevos territorios
Julio-agosto-septiembre de 2020
El mapa no es un objeto documental como cualquier otro.
Sus dimensiones (en el caso de los mapas impresos), sus modos de representación, su contenido, lo convierten en un documento delicado de aprehender, ya que la tecnología digital ha simplificado considerablemente su almacenamiento y difusión, pero ha hecho más compleja su descripción y explotación.
El mapa interesa a públicos muy diferentes, que se centrarán en su valor científico o en su valor estético, político o estratégico. Con sus mutaciones digitales, el mapa se está liberando de territorios y se está convirtiendo en el soporte de aplicaciones tan diversas, tan potentes, tan heterogéneas, que la premonición de Jorge Luis Borges en su célebre Del rigor en la ciencia sobre un "Mapa del Imperio que tendría el formato del Imperio y coincidiría con él, punto por punto " no está lejos de realizarse.